La autogestión se centra en las modificaciones de estilo de vida que están diseñadas para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares que ponen en peligro la vida, como un accidente cerebrovascular o un infarto de miocardio, y minimizar el impacto de cualquier posible factor de riesgo o causa subyacente de la FA.1 Dichas modificaciones pueden incluir:

atrial fibrillation smoking

Dejar de fumar:

Se ha demostrado que fumar está asociado con un mayor riesgo de FA, probablemente debido al papel inflamatorio de la nicotina, el vínculo con la enfermedad coronaria y su asociación con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Un estudio demostró que los fumadores actuales tenían el doble de probabilidades de estar en riesgo de FA (2.1x), mientras que los ex fumadores tenían aproximadamente un 30% más de probabilidades de desarrollar la enfermedad en comparación con los participantes que nunca habían fumado.2,3

atrial fibrillation alcohol

Reducir el consumo de alcohol:

Un gran metaanálisis encontró que, en 5 de los 8 estudios analizados, que incluso una sola bebida alcohólica diaria aumentaba significativamente el riesgo de FA, lo que puede representar un aumento de aproximadamente 10% en el riesgo de FA a largo plazo.4 En pacientes tratados con terapia de anticoagulación para el tratamiento con FA, el consumo excesivo de alcohol, clasificado como aproximadamente 8 o más bebidas por semana, se asocia con un mayor riesgo de hemorragia, una complicación grave de la terapia anticoagulante.

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Obesidad:

La obesidad se ha identificado como un factor de riesgo para la FA, debido a su asociación con una mayor probabilidad de disfunción diastólica del VI, un aumento de la actividad simpática e inflamación, y un aumento de la infiltración grasa de las aurículas.

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Modificaciones en la dieta:

La adopción de una dieta principalmente a base de plantas complementada con pescado, aceite de oliva, nueces, frutas y verduras, además de evitar los azúcares agregados o los alimentos procesados, ha demostrado un impacto positivo en la reducción del riesgo de FA y accidentes cerebrovasculares en numerosos estudios clínicos.2,5,6,7,8

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Aumento de la actividad física:

Se ha demostrado que cualquier forma de actividad física, con la excepción del ejercicio competitivo extremadamente agotador, reduce modestamente el riesgo de FA. Rafay Ali Sabzwari Cureus 2018 Un estudio encontró que un nivel ideal de actividad física se asociaba con un riesgo 11% menor de FA (después de ajustar los factores de confusión relevantes) en comparación con un nivel bajo de actividad física.9

Trabajar para capacitar a los pacientes para autogestionar su condición

INFORMAR:

La educación del paciente es un requisito previo para el enfoque centrado en el paciente y garantiza que los pacientes reciban la información que necesitan para autocontrolar su afección. La educación va más allá de comprender la biología básica de FA, sino que profundiza en el manejo de la enfermedad, la comprensión de los factores de riesgo anteriores y su impacto, y las posibles opciones de tratamiento en el futuro.1

INVOLUCRARSE:

La educación del paciente es un requisito previo para el enfoque centrado en el paciente y garantiza que los pacientes reciban la información que necesitan para autocontrolar su afección. La educación va más allá de comprender la biología básica de FA, sino que profundiza en el manejo de la enfermedad, la comprensión de los factores de riesgo anteriores y su impacto, y las posibles opciones de tratamiento en el futuro.1

EMPODERAR:

La toma de decisiones compartida entre el HCP y el paciente es clave para adaptar el tratamiento, fomentar una responsabilidad compartida sobre la atención de los pacientes, lo que en última instancia puede alentar a los pacientes a tomar más posesión de su manejo de la enfermedad, y mejorar la probabilidad de adherencia al tratamiento y el mantenimiento del estilo de vida con cambios en el largo plazo.1